La carta más famosa del siglo xx jamás llegó a su destinatario. Ni
siquiera fue enviada. La escribió Franz Kafka de un tirón entre el 4 y
el 20 de noviembre de 1919, y está dirigida a su padre, Hermann Kafka,
comerciante judío en la ciudad de Praga. Escrita en un estilo que su
propio autor calificó «de abogado», la carta es un memorial de las
relaciones que había mantenido con su padre desde su nacimiento. Se
trata de un documento literario y autobiográfico de excepcional valor,
que sirve para entender los arcanos de la vida afectiva del escritor, su
peculiar visión del mundo y el modo en que la plasmó en sus textos.